Examen
de la cavidad oral
Estudios
realizados revelan que la mayoría de animales con alteraciones dentales son
asintomáticos y estas solo se evidencian con un examen posmortem, por eso el
propósito de un examen odontológico es evaluar la presencia de una patología y
así conocer las posibles consecuencias en salud y bienestar (Pence, 2002).
Además, se ha comprobado que el examen bucal y
dental regular, que forma parte de un examen físico completo, no es suficiente
para detectar la mayor parte de los problemas orales que infortunadamente se
manifiestan con signos inespecíficos y en otros sistemas corporales (Ardila y
Montoya, 2009).
Para esto
inicialmente debe obtenerse una historia apropiada en la que se indaguen los
hábitos de la dieta, cualquier evidencia de desperdicio del alimento en la boca
durante la masticación, vicios o halitosis, edad del animal (Navarrete, 2008).
Como implementos
básicos para realizar un buen examen clínico odontológico se requieren: un buen
cabezal o jaquimón, abrebocas, linterna, retractores de mejillas, antiséptico
diluido, jeringas, toallas de papel, temporizador y, finalmente, mucho más
especializado y solo si está disponible, endoscopio de fibra óptica flexible
(Pence, 2002).
Se necesitan
cuidados básicos del área de trabajo como dejarla libre de objetos tales como
carretillas, rastrillos, madera, escombros, mantas, alimento o recipientes,
bebederos, agua, mangueras; de igual manera, se debe aprender a reconocer si el
animal está excitado, nervioso, con ira, relajado o tranquilo ya que esto puede
influir en la toma de decisiones para realizar una sedación; para este
propósito se pueden emplear detomidina, butorfanol y xilazina, los dos primeros
causan menos ataxia y son de acción más prolongada, mientras que la xilazina es
de acción más corta y más económica. Se puede emplear una mezcla de 0,5 mg/kg
de xilazina y 2 µ/kg de detomidina o 0,5 µ/kg butorfanol en el inicio del
procedimiento, continuando con pequeñas dosis de xilazina a una dosis de 0,5 -
0,75 mg/kg como mantenimiento. Se debe tener en cuenta que todos los caballos
son diferentes en cuanto a su tolerancia a los sedantes, por ejemplo, los ponis
y caballos miniatura requieren una dosis superior al promedio, en cambio los
caballos de tiro pueden necesitar una dosis más baja de lo esperado para su
tamaño (Pence, 2002).
Es posible también realizar este examen bajo
efectos de la xilazina (1,1 mg/kg) junto con ketamina (2,2 mg/kg) que permiten
una sedación más rápida y práctica en el momento del examen (Navarrete, 2008).
El examen
inicial debe comenzar con la inspección visual de los incisivos identificando
anormalidades de la mordida como braquignatismo, prognatismo, maxilar corto,
también la existencia de dientes deciduos. Si es así, debe determinarse si esos
dientes están por caerse. De la misma forma, debe buscarse la presencia de
dientes supernumerarios y bordes afilados en los incisivos (Navarrete, 2008).
Posteriormente,
se deben escuchar los ruidos de oclusión que se forman durante el movimiento y
roce de la mandíbula y el maxilar (figura 8), de manera tal que se vaya
estructurando un diagnóstico; así mismo, durante la inspección se debe obligar
a realizar estos movimientos mecánicamente alineando los incisivos de forma
neutra (superiores e inferiores), se debe mover la mandíbula hacia un lado ya
sea izquierdo o derecho, y se observa si hay o no irregularidades de
movimiento; esto se repite al lado contrario y se compara (Pence, 2002).
Figura 8.- Examen de oclusión dental
manual moviendo la mandibula de un equino hacia la derecha del médico
examinador
Fuente:Pence(2002)
Además, por
medio de la palpación externa a través de las mejillas se puede detectar la
presencia de bordes afilados en las caras bucales de los dientes, cerca de las
mejillas, en particular en la arcada superior (Navarrete, 2008).
Es posible
realizar un examen visual, que puede ser a dos manos, en donde solo se retira
del espacio central la lengua del animal para así poder sentir los dientes y
las arcadas dentarias en el lado opuesto al que se está sujetando la lengua, se
puede emplear una pequeña linterna que facilite la inspección de la arcada
dental contraria al lado que se está iluminando; en el examen a una mano se
hace una palpación del espacio interdental usando el dedo pulgar e índice para
sentir el estado de las superficies bucales, linguales y mesiales de los
dientes; así mismo, se pueden examinar mucosas, encías y partes de la lengua.
En esta palpación debe notarse la presencia de diente de lobo, si hay o no
irritación local, y presencia de bordes afilados en los primeros premolares
(Navarrete, 2008).
Deben detallarse
todo tipo de lesiones y pérdidas de continuidad que se encuentren en la cavidad
oral tanto en carrillos, encías y lengua, pues muchas de estas pueden ser
causadas por el tipo de freno o bocado que utilice el caballo —el cual puede
que no sea el adecuado— ocasionando molestia e incomodidad para moverse y
realizar sus actividades cotidianas (Dixon, 2000).
El uso del abrebocas
(figura 9) permite mayor seguridad tanto para el clínico como para el caballo,
y mantiene la boca abierta favoreciendo el manejo del animal que lleva a una
mejor observación de las arcadas dentales y permite de una forma más clara el
examen de los premolares y molares con detalle. Existen dos tipos de abrebocas,
el de Schoupe espiral y el de Hausmann, este último es más útil para limar
premolares y molares (figura 10) (Navarrete, 2008).
Figura 9.- Examen dental
demostrativo empleando abrebocas
Fuente:Dixon(2000)
Figura 10.-Abrebocas tipo Hausmann el cual cubre los incisivos
y permite mantener la boca abierta y examinar premolares y molares
Fuente:
Dixon(2000)
Finalmente, el
examen clínico de la cavidad oral no debe basarse solo en la observación, sino
también en la percusión (de senos nasales y paranasales) y en ayudas
diagnósticas que permitan el hallazgo de problemas dentales que no son visibles
o sintomáticos, como el uso de radiografías, endoscopia y, en casos necesarios,
tomografía axial computarizada (Ardila y Montoya, 2009).
En nuestro
medio, la radiografía es de más fácil acceso (figura 11) ya que se requiere de
un equipo portátil y del equino tranquilizado y en estación en los casos en que
se toman radiografías latero-laterales; para las vistas más útiles y
precisas—dorso-ventrales y oblicuas—, que van a permitir un mejor detalle a la
hora de evaluar cráneo y dientes, se requiere de anestesia general del ejemplar
(Navarrete, 2008).
Además, existen casetes especializados
intraorales que permiten una mejor calidad de imagen de la anatomía dental y
periodontal para realizar un diagnóstico preciso y de esta forma poder planear
con más exactitud un tratamiento; igualmente, se emplean tierras raras que
permiten menor exposición y menos tiempo de exposición a la radiación, esto
hace que movimientos pequeños por parte del paciente no pongan en riesgo la
calidad de la imagen (Klugh, 2003).
Figura11.-Radiografia lateral de una hemimandibula de un
equino de 15 meses de edad:muestra el primer molar terminando su erupción(4) y
el desarrollo del segundo(5) caudal a este
Fuente:Dixon(2002)